Cuando México perdió la esperanza by Francisco Martín Moreno

autor:Francisco Martín Moreno [Moreno, Francisco Martín]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9786073195775
editor: Penguin Random House Grupo Editorial México
publicado: 2020-06-09T05:00:00+00:00

Tercera parte

Nadie va bien en un sistema político en el que las palabras se contradicen a los hechos.

NAPOLEÓN BONAPARTE

El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero... de los demás.

MARGARET THATCHER

La política es el paraíso de los charlatanes.

GEORGE BERNARD SHAW

La política práctica consiste en no hacer caso de los hechos.

HENRY BROOKS ADAMS

Mariano Everhard se encontraba en acuerdo en Palacio Nacional, sentado frente al escritorio de Antonio M. Lugo Olea, presidente de la República, cuando un ayudante entró apresuradamente al primer despacho de México para poner en manos del canciller un sobre enviado de su oficina con carácter urgente. ¿Qué podría ser tan importante como para interrumpir la conversación con el jefe del Estado Mexicano cuando existían instrucciones precisas de no hacerlo, salvo que se tratara de un asunto impostergable de gran trascendencia? El diplomático externaba, en esos momentos, sus puntos de vista sobre la política laboral de la 4T, un tema ajeno a su competencia; sin embargo, el jefe de la nación, ante la patética ineficacia del gabinete, lo presionaba una y otra vez para opinar en torno a los distintos asuntos públicos, así como de los políticos, sociales, ecológicos, hacendarios, culturales, periodísticos y de la más distinta naturaleza, con el ánimo de contar con una opinión distinta a la de sus colaboradores de diversas jerarquías.

Al concluir precipitadamente la lectura, Everhard le extendió la nota al presidente para que la leyera con sus propios ojos, una vez traducida al castellano:

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, tiene el honor de invitar a su homólogo mexicano, señor presidente don Antonio M. Lugo Olea, a una visita de trabajo en la Casa Blanca, el día jueves 11 de junio, a las 12 horas. Al no tratarse de una visita de Estado, el señor Lugo Olea será alojado en el mejor hotel de Washington, lo más cerca posible a la Casa Blanca. Los detalles del protocolo serán discutidos por ambas delegaciones según las reglas establecidas por los respectivos protocolos.

Lugo Olea palideció al instante, como si toda la sangre del rostro se hubiera precipitado de golpe en dirección a sus pies. En un arrebato, a pesar de su conocido dolor en las lumbares, se levantó de un impulso del sillón supuestamente utilizado por Juárez, después de la Guerra de Reforma, y empezó a caminar alrededor de la estancia en busca de sosiego. En ese momento, por supuesto, en nada se parecía AMLO al Benemérito de las Américas cuando le informaron de la llegada de la marina francesa al puerto de Veracruz, meses antes de la histórica batalla de Puebla.

—Pero si yo no quería ir, Mariano. Había prometido al pueblo y al santísimo que no saldría de México y menos a los Estados Unidos, la capital imperialista del mundo. Ve nada más lo que nos han hecho los gringos a lo largo de nuestra historia y ahora todavía tengo que ir a besarle, digamos que las manos, al amo del mundo. Acuérdate: la mejor política exterior es la interior...

—¿Sabes cuántos mandatarios quisieran estar en tu

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